ONG ayuda a personas refugiadas a leer y escribir
Nos encontramos con una organización, Fundación Mujer, agencia socia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ACNUR) que, dentro de su Proyecto de Medios de Vida e Inclusión Económica, brinda a personas refugiadas la oportunidad de recibir este beneficio, aprender a leer y escribir.
Según las estadísticas del 2019 del Instituto de Estadísticas y Censos (INEC) en Costa Rica hay 607. 847 analfabetas. Leer y escribir es una necesidad que tienen todas las personas para surgir, para no quedarse en la ignorancia.
Por otra parte, la UNESCO indica que “750 millones de personas en el mundo que no saben leer ni escribir, es decir, que no pueden disfrutar de un libro, saber qué alimentos están consumiendo o comunicarse por carta”.De ellas dos tercios son mujeres.
En América Latina hay 32 millones que son analfabetas, lo que representa el 4% de la población en el mundo, careciendo de competencias básicas de lectura y escritura.
Actualmente 7 personas recibieron este beneficio, son personas solicitantes de la condición de refugio que vinieron de sus países huyendo por diferentes situaciones de peligro en la que se encontraban. Se ven obligadas a huir de la persecución y la pérdida de sus medios de subsistencia.
Ellas y ellos han recibido lecciones desde antes de que iniciara la pandemia. El COVID-19 no frenó sus ilusiones; las ganas ni los deseos de aprender y lograr algo que creían sería quizás imposible por la edad y por la complejidad de la tecnología que no estaba a su favor lo cual dificultaría más su aprendizaje.
En este curso las personas que llevaban lecciones cuentan entre los 30 a los 60 años. A pesar de sus limitaciones recibieron clases de forma virtual y presenciales, obviamente, adecuando todo un protocolo, dividiendo el grupo para que unos días asistieran unos y otros días otros.
Dos de ellas le contaron a El Guardián su experiencia. Aclaramos que debido a que estas personas tienen protección especial por la situación de peligro de la que salieron de sus países, sus nombres son ficticios y su rostro tendrá un efecto especial.
Zobeida Moya Lacayo, Directora Ejecutiva de Fundación Mujer, dijo en el cierre de este primer año que “les motivamos a que sigan con ese empeño, estudiando, que sigan sumando, que todo este esfuerzo se traduzca y pronto puedan presentar ese examen del primer ciclo y sigan escalando”.
“Hoy también, fue el cierre en la Zona Norte y un señor decía, “No hay edad para aprender”, ósea está en nuestro interés, todos los días aprendemos algo. Ustedes tienen muchas cualidades y muchos talentos para compartir. Nos han enseñado demasiado. Con esa perseverancia, con ese deseo de aprender.”
Impacto en la vida de las personas que aprendieron a leer y escribir.
Ana Indicó que desde que llegué a Fundación Mujer, se preocuparon por mí, fue cuando me enfermé, estuvieron pendientes y doy gracias.
Carlos indicó “Mi meta era poder aprender algo, era analfabeto, he aprendido mucho gracias a Dios, y lo agradezco muchísimo, esto nunca lo voy a olvidar. Es un honor haberme contactado con ustedes. Agradezco todo lo que han hecho por nosotros”.
Dijo además “Yo he sentido una alegría tan especial, tan grande y me siento un poco mejor, antes me daba pena, como les decía, yo tenía mucho, mucho deseo de aprender a leer y escribir. En mi país no pude aprender ni estudiar, y eso me dio un gran pesar”.
“Agradezco el gran apoyo porque es una gran ayuda para nosotros y haber podido llegar a Fundación Mujer, donde sí hemos aprendido muchas cosas que no sabíamos” Como ejemplo dice que no “Conocía el abecedario, miraba las letras y ahora las sé desde la primera hasta la última”.
“He aprendido muchas palabras y que la profesora se ha propuesto a dar a conocer, nosotros con la gran necesidad de aprender a leer y escribir si no hay apoyo, no salimos adelante”.
Estas personas a pesar de no saber leer ni escribir, con la pandemia no se quedaron atrás, los primeros días no recibieron clases, pero como lo explica don Carlos la fundación coordinó con ellas y ellos y empezaron a recibir las clases en línea.
Por su parte Rosa otra de las beneficiadas le contó al Guardián la experiencia y lo que ha aprendido estos meses.
Nunca es tarde para aprender, la situación de estas personas que vienen huyendo de su país por las razones que muchas veces no comprendemos, les obliga a ser mejores personas, superar todos los miedos y vivir en paz al lugar donde lleguen.