¿Y quién controla a la Corte Plena?
La Corte Plena de Justicia no tiene que darle cuentas a nadie. Actúa bajo la regla de responsabilidad propia, y entonces uno se pregunta quién los vigila a ellos.
Los Magistrados no son Técnicos Judiciales, son actores políticos de primera línea, al servicio de quién.
Cada uno de los 22 Magistrados son electos por los Diputados de turno, y sus antojos de turno.
Es harto conocido el lobby político para ser elegidos o para continuar en el cargo, y acaso ¿no hay compromisos sembrados, obligaciones morales, o hasta simpatías ideológicas?.
La elección calificada de 38 votos en la lógica parlamentaria garantiza ninguna afiliación partidista, sino total independencia y autocontrol. Reelegirse ocupa sólo 28 votos.
Olvida la Asamblea Legislativa la naturaleza del ser humano y su disposición a transgredir el orden establecido. Basta echar un vistazo al Génesis para enterarse.
Una vez allí, es prácticamente imposible desplazarlos porque se convierten en fichas del Ajedrez Político y la enredadera burocrática.
Jesús Ramírez y sus 42 años en el Poder Judicial lo demuestran. A pesar de que lo ligaron en múltiples eventos con irregularidades que van desde colaboración para la penetración del Narcotráfico en el Poder Judicial hasta dormirse en audiencias, o hacer un ridículo en el proceso de la UPAD contra el Presidente Carlos Alvarado.
El último premio al Magistrado (que entre sus últimas joyas fue suspendido por su ligamen al Caso del Cementazo en 2018) la elección como magistrado Presidente de la Sala Tercera el 20 de enero de este 2020.
Nuestra legítima preocupación viene por la forma descarada de elegir al Juez Coordinador del Tribunal Contencioso Administrativo sin el más mínimo cuidado.
22 Magistrados, incluyendo el tutor de la tesis del Juez Carlos Góngora Fuentes, votaron a ciegas para elegir a quien ocupaba el último lugar en la lista de 15 jueces.
La valoración de la Mora Judicial les valió nada al escoger al de mayor circulante y menor efectividad jurídica.
Nosotros en carne propia vivimos la arrogancia de los 22 Magistrados, a los cuales en una carta respaldada por el Colegio de Periodistas les pedimos el protocolo para la actuación periodística en recintos judiciales después del bochorno en los Tribunales de Cartago.
El silencio fue la respuesta, y tendremos que acudir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para pedir Justicia.
Conocemos de una inconformidad interna cada vez más creciente de Altos Jueces por los esquemas de privilegios implementados para los cercanos.
Además de preocupaciones por la cercanía de un grupo de 10 Magistrados que dominan las diferentes áreas en el Poder Judicial.
Lo del Juez Góngora llama la atención, pues nos parece no un hecho simple, y es imposible volver la mirada a otro lado cuando a penas hasta el 24 de noviembre el ex diputado del Movimiento Libertario y fiel representante de Otto Guevara dejó de tener en sus manos el caso de los Taxistas contra la ARESEP.
La intervención de una Magistrada y su marcado interés porque fuera Góngora el coordinador parece tener línea ideológica en el Tribunal Contencioso Administrativo.
El Poder Judicial tiene una preocupación más frecuente, la elección de Magistrados o funcionarios sin respaldar la carrera judicial.
Góngora Fuentes es tan sólo un ejemplo, pues tiene sólo 3 años de experiencia en el Poder Judicial.
La malentendida Independencia Judicial olvida que un asunto es la Cosa Jurídica, y otra muy diferente los procesos internos que deben ser regulados por alguien más allá de sus mismos protagonistas.
El Poder Legislativo debe revisar al menos en su papel de representación popular que pasa en el Poder Judicial, como lo hacen con tanto interés en la Caja, o los distintos órganos del Poder Ejecutivo.
Saldrá más de uno a brincar al señalar que la Ley no lo permite para preservar la Separación de Poderes, pero acaso no se unieron en el Concierto alrededor del Acuerdo con el FMI, y ahí si olvidaron de la separación de Poderes por lo que calificaron un asunto de interés país.
Se trataría simplemente de un Control Ciudadano Legítimo, sin más que poder preguntar a los Magistrados razones técnicas de sus decisiones no jurídicas.
El Nepotismo en el Poder Judicial es claro al elegir amigos en puestos que deberían ser ocupados por los mejores.
Dos jueces que nos contactaron se debatían entre el asco y el terror. Ellos tienen claro que huele muy mal en el Poder Judicial, pero denunciar públicamente los convierte en cadáveres vivientes en un sistema donde no hay suma cero.
Los Magistrados no les importa la eficiencia, o al menos no lo suficiente para combatir la mora colocando a el peor calificado de los jueces para guiar el Contencioso. Tampoco les importan los atropellos a la Prensa como ocurrió con nuestro caso en Cartago.
En la Asamblea Legislativa encontramos la respuesta al desinterés de confrontar a los Magistrados.
«Si le van a preguntar a Diputados que son Abogados olvídese, ellos después de aquí quieren irse para allá» nos dijo alguien que conoce muy bien a los legisladores.
Amigo Internauta, usted que lee esto qué dice, toca aguantar callado, o pedir mecanismos de control ciudadano para la vigilancia del buen funcionamiento del Poder Judicial.