Violencia femenina; la cara oculta.
(Por MSc. Jacqueline Pérez Navarro para El Guardian) – Las mujeres expuestas a la violencia física y psicológica, desde niñas, reproducen lo aprendido al crecer y al formar sus propias familias. Pueden llegar a asumir una posición de sumisión ante el maltrato, pero otras pueden llegar a revelarse ante él y en un proceso de comportamientos agresivos, se van convirtiendo en agresoras.
En esta oportunidad se va a considerar la violencia intrafamiliar o violencia domestica ejercida por la mujer hacia su pareja hombre.
Los hombres agredidos no tienen lugar en la sociedad.
¿Quién le cree a un hombre que dice: «Me está golpeando mi novia»? Porque el hombre vulnerable, aquel que no es el violento sino la víctima, apenas es tomado en cuenta en la sociedad. Además, se enfrenta a las burlas y falta de credibilidad por parte de su entorno.
Muchos piensan que les dirán cobardes si expresan que reciben malos tratos por parte de una mujer. Por lo cual, el maltrato al que se ven sometidos los hombres no trasciende y, sobre todo no trasciende por la atención ineficiente que reciben cuando denuncian formalmente.
Maltrato psicológico.
El abuso más habitual de una mujer a un hombre es el psicológico, que es devastador en sus consecuencias, pero el que menos se ve. Este es sistemático, estratégico, apela al desprestigio, al insulto, la ofensa, al chisme y a crear situaciones públicas de vergüenza.
Algunos ejemplos:
- Aislar a la pareja de su familia y amigos sutilmente, de forma tal que llega un momento en que el hombre pierde toda relación con amigos y/o familiares.
- Otro ejemplo es relacionado con los hijos, siendo muchos los hombres que, incluso viviendo en pareja, no tienen derecho en la crianza, ni les permite que sus familias disfruten con los menores.
- También cuando la pareja está separada, algunas veces se les prohíbe ver a los hijos sin justificación razonable. Hay algunos juzgados de familia en los que el interés de la mujer parece estar por encima del interés del menor.
- Las amenazas continuas “Me separo y no ves a tus hijos”, “Te denuncio por violencia doméstica y usted es el que sale perdiendo”.
- En el ámbito sexual puede ser la descalificación o comparación con otros hombres. También le culpabiliza por su falta de deseo sexual.
Casos que llegan a lastimar la autoestima de muchos hombres, quienes, al igual que en el caso de las mujeres maltratadas, llegan a pensar que son culpables de algo, que realmente no son; o piensan que se merecen lo que les pasa; otros terminan viéndolo “normal”.
Aquí no se trata de ver quién sufre más maltrato, si el hombre o la mujer, sino que se trata de tener claro que el maltrato de mujeres a hombres es real.
Mujer maltratadora: algunas características.
- Controladora, posesiva y celosa, (la pareja es de su propiedad).
- Manipuladora, y culpabiliza a la pareja.
- Comportamientos y creencias rígidas, incluso desautoriza al padre delante de los hijos.
- Doble cara: es distinta en casa y en público.
- Puede tener cambios de humor, de la alegría al enojo, de la sonrisa al llanto, lo que utiliza para manipular.
- No pide perdón, no empatiza, es reservada.
- Agresiva, es violenta física y verbalmente, en lo privado, raramente en público.
Un posible origen de las conductas violentas en las mujeres puede ser la falta de modelos pacíficos y asertivos en la infancia y adolescencia y, el haber crecido y participado en modelos familiares y sociales violentos, los cuales se van asimilando como un estilo de comportamiento para su vida de adulta.
Hombres y mujeres, pueden ser víctimas o agresores, por lo cual la evaluación y tratamiento son dos caras de la misma moneda, necesarias para la prevención de la violencia, ya que ambas afectan a la víctima, la familia y a la sociedad en su conjunto.
La desproporción en cifras entre hombres y mujeres víctimas no justifica la desatención de las necesidades de los hombres. La sociedad en general, debe apoyar la denuncia de la violencia del hombre por parte de su conyugue, alimentando más el sentir de lo humano, del derecho, del abordaje psicológico y del apoyo social.