UCR: Investigación da nuevos indicios sobre cambio de color en monos aulladores
El color normal de los congos es negro con los costados color marrón, pero aparecieron ejemplares con manchas anaranjadas
Un equipo científico de la Universidad de Costa Rica (UCR) se dedicó durante dos años a tratar de desentrañar el misterio de la extraña y anómala coloración amarilla que apareció en algunos ejemplares de monos aulladores de nuestro país.
UCR: Investigación da nuevos indicios sobre causas de pigmentación anormal en monos aulladores
El grupo encabezado por el Dr. Óscar M. Chaves, de la Escuela de Biología y del Laboratorio de Ensayos Biológicos (LEBI), se abocó, del 2021 al 2023, a investigar las posibles causas de esta coloración y ha dado seguimiento a grupos de monos aulladores (Alouatta palliata).
El color normal de estos animales es negro con los costados color marrón. Sin embargo, desde hace más de una década, en diferentes regiones del país, se empezó a observar a algunos monos aulladores (o congos, como se les conoce popularmente) que presentaban manchas, parches o anillos amarillentos o color crema en las extremidades, en los dedos, en las uñas, en la cola y hasta en los labios.
También se registraron tres monos aulladores totalmente anaranjados o dorados. Este fenómeno llamó mucho la atención de la comunidad científica nacional e internacional.
Después del 2015 se empezaron a reportar más casos de monos aulladores con pigmentación anómala y el número de registros pasó de unos 13 animales con pigmentación anómala en el 2013 a más de 280 registros al día de hoy.
Despejar la incógnita
Con base en un trabajo científico publicado en el 2019 por el Dr. Ismael Galván Macías, junto con el Dr. Gustavo Gutiérrez Espeleta y otros autores en la revista Mammalian Biology, se especuló que estas anomalías de la coloración podrían estar asociadas a pesticidas sulfurados aplicados en plantaciones cercanas a los hábitats los estos monos aulladores.
El Dr. Chaves explicó que “existía la sospecha de que esos productos tóxicos se depositaban por el viento en las hojas, los frutos y el agua que los monos aulladores consumían”.
A partir del 2021, el Dr. Chaves y sus colaboradores iniciaron una investigación para someter a prueba la hipótesis propuesta por el Dr. Galván, en el 2019, sobre la afectación por pesticidas, así como dos nuevas hipótesis.
La primera planteaba una elevada endogamia, es decir, el cruce entre individuos del mismo grupo social o familiar de congos, producida por el aislamiento genético de las diferentes poblaciones de monos aulladores que habitan en bosques muy fragmentados.
La segunda proponía la presencia de mutaciones en algunos de los principales genes asociados con el proceso de biosíntesis de melanina, en otras palabras, el proceso responsable de la coloración normal de los mamíferos, incluido el ser humano.
Para discriminar entre las anteriores hipótesis, se hicieron seguimientos sistemáticos de dos tropas de monos aulladores con pigmentación normal y otras tropas que tenían entre 2 y 4 individuos con diferentes patrones de pigmentación anómala. Se analizó la dieta y el comportamiento de estos monos durante más de 450 horas de observación directa.
Además, el equipo del Dr. Chaves recolectó muestras de heces de los animales con el fin de analizar si contenían alguno de los más de 70 tipos de plaguicidas analizados en el CICA.
Adicionalmente, tomaron submuestras de las heces, pelo y piel de individuos con pigmentación anómala e individuos con pigmentación normal para realizar diversos análisis moleculares. Se analizaron cerca de 25 muestras fecales, más de 10 muestras de las plantas que prefieren consumir estos animales, así como unas 30 muestras pelos y otros tejidos.
Ni pesticidas, ni fragmentación del hábitat por humanos
Este proyecto finalizó en diciembre del 2023. Con respecto a los principales resultados de la investigación, el Dr. Chaves indicó que “no existió una relación entre la presencia de pesticidas y la ocurrencia de individuos con pigmentación anómala. De hecho, más del 98 % de las muestras analizadas (incluyendo muestras de tejidos de animales con pigmentación anómala) dieron negativo para la presencia de los 78 pesticidas analizados”.
Entonces se rechaza la hipótesis de afectación por pesticidas”, propuesta originalmente por el Dr. Galván. Por otro lado, explicó que “existe una gran cantidad de fenotipos de pigmentación anómala y hay casos a lo largo de todo el país, tanto en bosques conservados como en fragmentos de bosque, lo cual no apoya la idea de que este fenómeno esté asociado a regiones con alta perturbación humana”.
Agregó que “con base en las observaciones se encontró evidencia de que hay un componente genético importante en este fenómeno, ya que al menos unas diez hembras con pigmentación anómala analizadas también tenían crías pequeñas con diversos tipos de pigmentación”. Además, el Dr. Chaves aclaró que próximamente “se tiene planeado hacer estudios moleculares para determinar cuáles genes asociados a la coloración anómala o a la expresión del color estarían mutados en los animales”.
Por otro lado, el Dr. Chaves explicó que el hecho de que un animal tenga un color oscuro o una coloración anómala no afectó negativamente su comportamiento ni las interacciones con otros individuos de la tropa. Además, indica que “también descartamos uno de nuestros principales temores con respecto a las consecuencias de la pigmentación anómala: que estos individuos fueran estériles. Hemos visto que se reproducen perfectamente”.
Coloración anómala y posibles consecuencias sobre la sobrevivencia
Una preocupación que mencionó el Dr. Chaves es que las manchas o coloración total amarilla podrían hacer más fácil para los jaguares y otros depredadores el avistamiento y la localización de estos congos en medio de las copas de los árboles.
Por otra parte, señaló que “la coloración oscura producida por la eumelanina tiene un efecto fotoprotector que absorbe hasta un 70 % de la radiación ultravioleta y evita daños en la piel de estos animales. Al ser reemplazada por feomelanina (pigmento amarillento sin propiedades fotoprotectoras) los congos podrían ser más vulnerables a la radiación solar”. Fuente: Prensa UCR