Señor Presidente no renuncie
(Por Claudio Alpizar Otoya, MSc., Politólogo, para ElGuardian.cr) – Estimado Señor Presidente, le dirijo esta nota en nombre de todos los costarricenses, que votaron por usted y, de los que no lo hicimos. Esta misiva tiene la intención de llamar su atención, con respecto, a la responsabilidad que usted tiene con la patria y con la democracia más antigua de América Latina y el Caribe, reconocida en todo el orbe, por el
honor que representa su puesto, y, por el señorío, que debe usted tener, en su función como mandatario.
Ciertamente, le dirijo esta nota a Carlos, al joven que conocí como periodista y asesor parlamentario, al muchacho sencillo y agradable, que pese a no estar preparado aún, para tan magna responsabilidad, por cuestiones del destino, la vida lo premió llevándolo hasta la Presidencia de la República. Cargo que, debes asumir con hidalguía y, que, a la fecha, le adeudas a la patria, además, con el compromiso que se te exige no solo a vos, sino a cualquiera que ostente tan digno cargo, hasta el último día de su mandato.
Señor Presidente, he sido un crítico fuerte de su gestión -tal vez uno de los que más- pero por varias razones, especialmente, por ser un demócrata convencido y respetuoso de la institucionalidad. Justamente, por este motivo, pienso que usted, con todo y su débil liderazgo, debe llegar en sus funciones hasta el 8 de mayo del 2022, día en que se cumple el mandato constitucional asignado por nuestra Carta Magna y, por los ciudadanos, que le avalaron con su voto para dirigir el Poder Ejecutivo de la nación.
Señor Presidente, hoy son mayoría calificada, los ciudadanos que han perdido la confianza en sus habilidades de liderazgo, en su capacidad para gobernar y de hacer equipo de gobierno, pero no es usted el primero que lo padece. Sin embargo, la Constitución Política es clara, respecto a cuáles son las razones para su remoción, y, solo esas, deben ser las justificadas para que usted se aparte de su cargo. Mientras tanto y, pese a que la tarea no es fácil, ni lo ha sido para todos aquellos mandatarios costarricenses, usted debe hacer el mayor esfuerzo, para no seguir sirviendo con su mandato a intereses particulares y mezquinos. En tal caso, debe hacer su mejor esfuerzo para llegar con determinación nobleza hasta el último día de su gestión, y eso, es una elección de vida, que requiere de dedicación y compromiso; ya que, el daño de su renuncia sería un precedente dañino e irreparable para nuestra democracia, que, a mí, es lo que más me preocupa y ocupa.
Siempre he dicho, que el primer acto de responsabilidad de un candidato a la Presidencia de la República se denota en la escogencia de sus candidatos a las vicepresidencias, pues, con eso demuestra, no solamente su deber con la patria, sino también, refleja la humildad de saber que, como ser humano, se puede enfermar, equivocarse o morir en el ejercicio de sus funciones. Sin embargo, esa sensatez no la tuvo usted al escoger los dos vicepresidentes que hoy le acompañan, decisión que agravaría aún más con su renuncia.
He creído y promovido, que es necesario, que los costarricenses sean dotados de una herramienta que los empodere en el ejercicio de la democracia para remover a los gobernantes que pierden su confianza; como sería, la posibilidad a medio periodo de un referéndum revocatorio de mandato para el Presidente de la República. Pero, no teniendo en Costa Rica ese instrumento, usted está obligado y, debe estar comprometido a terminar con integridad y determinación su periodo, sobre todo evitando, hacerle más daño a los más humildes, pobres y necesitados de nuestra sociedad.
Señor Presidente, Carlos Alvarado, usted se ha negado a escuchar y a conversar con el ciudadano en un cara a cara, sin embargo, debe recordar que, la legitimidad de su mandato se la dio el voto de ellos y ellas; por lo tanto, no puede olvidar que la legitimidad del ejercicio de su poder se la debe al aval de la ciudadanía día a día. Además, quien gobierna debe tener presente que la democracia es el sistema político, en el cual, prima la opinión, la consulta y la negociación ciudadana, en cuyo caso, así se debe gobernar, es decir, dejando de lado la prepotencia y el orgullo que tanto daño y engaño provocan a quienes ejercen el poder.
Estimado Carlos Alvarado, como amigo pienso que debes reflexionar y ver hacia “atrás”, para que no pierdas la memoria histórica de la patria que te vio nacer y, para que no olvides de donde venís, ya que, sin lugar a dudas, eso te ayudará a saber hacia dónde debes ir, así como, a tomar las decisiones que sean de beneficios para todos, pero, prioritariamente, de aquellos que ocupan urgentemente la ayuda, la solidaridad y la justicia social de un gobernante sensible al dolor.
Presidente Alvarado, usted se ha equivocado desde el inicio de su gestión, pero puede rectificar, recuerde que nada está escrito en piedra y, que solo los ríos no se devuelven; y, aunque su gobierno no podrá ser recordado como un periodo de excelencia, crecimiento, disciplina y bondad, puesto que ha desperdiciado mucho tiempo, hágalo al menos, para no ser recordado por el hecho de una renuncia que solo será interpretada como cobardía, para enfrentar los grandes problemas nacionales. No renuncie, no lo piense, no escuche a quienes se lo piden y se lo gritan, esa no sería la mejor forma de celebrar el Bicentenario de nuestra independencia, dado que, dejarnos en manos de aquellos en los que menos confiamos, sería una irresponsabilidad sin precedentes, por favor, haga un punto de inflexión en su accionar.
Muchos estamos dispuestos a ayudarle, pero afine su oído y su pluma como escritor y como periodista, tal como dijo alguna vez Gabriel García Márquez : ̶ como no voy a denunciar el dolor de mi pueblo, siendo un periodista. De modo que, hable el idioma que todos los costarricenses esperan de su Presidente, y, sobre todo, devuélvale a su corazón la sensibilidad y, a su alma la paz por el deber cumplido con el prójimo.
Saludos Señor Presidente, un saludo cordial, de un ciudadano responsable y de un amigo crítico a la distancia.