¿Nos enredamos con las excusas?

(Por Jacqueline Pérez Navarro, para El Guardián) – ¿Las excusas tienen poder? ¡Así es!  Porque se obedecen y se les da el poder de convencernos.

Se tienen excusas para hacer y también para no hacer, por ejemplo, en las mañanas cuando nos levantamos, suena el despertador, y decimos “no dormí bien”, un poco más, y llegamos tarde al trabajo, en ese momento acudimos a la excusa.

De acuerdo con la RAE una excusa es “un motivo o pretexto que se invoca para eludir una obligación o disculpar una omisión”. Cuando no se cumple los compromisos o se aplaza una acción, habitualmente, se genera cierto nivel de ansiedad, repetidamente se tiene el recuerdo de lo pendiente por lo cual esta situación genera tensión y malestar.

Ante este pensamiento e intranquilidad ¿Qué hacemos? buscar alguna justificación que permita recuperar la tranquilidad perdida.

Para comprender un poco más explicaremos que es la Disonancia Cognitiva, ya que nos permite entender este proceso de una forma fácil.

Según León Festinger, “cuando dos ideas, o una idea y un comportamiento entran en conflicto, se genera una necesidad de reducir la tensión que produce tal disonancia por lo que se empieza a generar nuevas ideas o creencias que permitan justificar el comportamiento”.

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Otra forma de reducir la tensión es cambiar el comportamiento para ajustarlo a la creencia.

Por ejemplo, si yo  sé que debo cambiar mi alimentación porque no es sano para mí, ya que tengo un problema de salud, y no hago nada para cambiarlo, mi creencia está entrando en conflicto con mi comportamiento, por lo que me sentiré culpable y angustiada, sin embargo si encuentro una excusa; no lo he hecho porque realmente se me hace imposible, por el horario del trabajo, porque vivo lejos del super, no hay ferias del agricultor cerca y demás. No me sentiré tan mal, porque es algo que no tengo el control y no puedo cambiar, por lo tanto, no lo hago porque no puedo.

Todas las personas tienden a justificar aquellas acciones que deben ser cambiadas, con alguna original excusa que haga sentir bien o no tan mal. El cerebro es una máquina de creatividad cuando se trata de inventar excusas, es decir, se cae en el auto sabotaje.

La verdad detrás de las excusas.

La excusa parece ser un tipo de enfermedad en que algunas ocasiones no permite avanzar y en otras veces se vuelve una compañera de vida.

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Gratificación instantánea: estar en la cama es más que salir a hacer ejercicio, ver Youtube, Facebook o TikTok es más fácil que hacer ese proyecto de la universidad.

Miedo a algo: miedo a fracasar, miedo a lo desconocido o miedo a no lograr terminar con éxito, eso hace posponerlo, haciendo en su lugar otra cosa más sencilla y segura.

Posponer es fácil: no hay consecuencias negativas inmediatas. Es muy fácil saltar esa actividad, aún que más adelante aparecerá la consecuencia de haber pospuesto.

Sobreestimar la productividad futura: pensar en que seremos increíblemente más productivos y más concentrados en otro momento. Pero cuando llega ese futuro se sigue sin poder dar inicio.

La recompensa es todavía inalcanzable: es la constancia lo que genera la recompensa.

Recomendación para vencer las excusas.

Cuando tenga una buena excusa para justificar algo que hizo o algo que no has hecho, deténgase por un momento y analice su pensamiento. ¿Es así?, ¿existe algún otro motivo?, ¿por qué creo que me siento así?…

En ese momento se tiene que adoptar un enorme compromiso personal con lo que se quiere lograr y establecer una serie de metas si de verdad quiere cumplirlas. De esta forma todos los días realizas mayores esfuerzos para encontrar las razones para triunfar en vez de excusas para fracasar.

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Por supuesto, esto requiere de un gran trabajo, emplear la voluntad, demostrar bastante perseverancia y sobreponerse a las adversidades.

Es importante practicar la autocrítica para reconocer cuando se tiene pereza y miedo para afrontar una acción o cumplir los compromisos.

“Una excusa es peor y más terrible que una mentira”. -Alexander Pope-

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