Más de 2.600 pacientes de COVID-19 en los Estados Unidos recibieron plasma convaleciente: “Estamos alentados por los resultados”
A partir de esta semana, el medicamento antiviral Remdesivir estará disponible para los pacientes más graves de COVID-19 en Estados Unidos. Sin embargo, este no es el único tratamiento probado por médicos y científicos del país que ha arrojado resultados alentadores para combatir el nuevo coronavirus.
Desde que empezó la pandemia, más de 2.600 enfermos de COVID-19 han recibido en EEUU plasma de personas que ya superaron la enfermedad, de acuerdo a un reporte del periódico Milwaukee Journal Sentinel. Y según los investigadores, hasta ahora las pruebas son esperanzadoras, y no se han registrado efectos nocivos o problemas de seguridad.
«La evidencia anecdótica es abrumadoramente positiva”, explicó Michael J. Joyner, anestesiólogo y fisiólogo de la Clínica Mayo en Rochester, Minesota. «Como médicos, tenemos esperanza. Como científicos, debemos ser objetivos”, añadió.
La técnica de infundir a los enfermos la sangre cargada de anticuerpos de los que han sobrevivido a esa misma afección, se remonta a hace más de un siglo, y se ha aplicado de forma exitosa para detener brotes de paperas, sarampión, o incluso, otros tipos de coronavirus, como el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS).
Se basa en la idea de que el plasma de estos supervivientes es rico en anticuerpos producidos por su sistema inmunológico para derrotar la enfermedad. Estas proteínas detectan sustancias dañinas en el organismo, -como virus o bacterias- y trabajan para combatirlas y bloquearlas.
Al proporcionar al nuevo paciente este plasma, rico en anticuerpos, se consigue que su cuerpo se defienda de la infección. Se logra así en el receptor una respuesta inmunológica inmediata, sin tener que esperar a que su sistema inmunitario detecte las sustancias nocivas y la genere.
Del total de 2.600 pacientes que recibieron plasma convaleciente en EEUU, 14 de ellos estuvieron hospitalizados en la clínica UW Health, en Madison. Allí, el anestesiólogo William Hartman se mostró optimista con los alentado.
“Estamos bastante alentados por los resultados que hemos visto… A nivel nacional, lo que estamos escuchando es que parece ser un tratamiento muy seguro”, indicó.
Los esfuerzos siguen a estudios de investigadores en China que probaron este mismo método con cinco pacientes de COVID-19 y arrojaron datos positivos, aunque preliminares.
En Estados Unidos, los primeros resultados de estas pruebas, publicadas por el periódico Milwaukee Journal Sentinel, no proceden de un ensayo clínico. Se trata de pacientes que recibieron tratamiento bajo el programa de ampliación de atención sanitaria del gobierno de EEUU, que busca ayudar a los enfermos de inmediato, sin tener que esperar por vacunas o antídotos que podrían tardar años en desarrollarse.
Una ventaja clave del plasma convaleciente es que está disponible ahora. Los científicos que han liderado la carga de usar plasma quieren desplegarlo en este momento como una medida provisional, para mantener a raya las infecciones graves y la saturación de los hospitales durante el tsunami de casos que vive el país.
«Muchas personas inteligentes están analizando las experiencias de esos 2600 pacientes”, explicó Arturo Casadevall, presidente de Microbiología Molecular e Inmunología de la Escuela de Salud Pública John Hopkins Bloomberg, y uno de los líderes de un programa nacional para lanzar ensayos clínicos de sobrevivientes de plasma.
“Cuando tienes una anécdota de éxito, es alentador, pero también tenemos que darnos cuenta de que nuestro pensamiento puede ser parcial. Todos queremos que esto funcione. Pero hay que mirar los datos, y hay que mirarlos con rigor y escepticismo”, añadió.
Aunque hasta ahora numerosos laboratorios en el mundo han lanzado pruebas de vacunas y tratamientos para el COVID-19, aún no se ha garantizado la efectividad de ninguno de ellos. La enfermedad ya ha afectado a más de 3.596.433 personas en el mundo, y ha provocado 249.469 muertes. Solo en EEUU, el número de contagios supera el millón, y ya se registraron 68.957 defunciones. Fuente: INFOBAE