El Presidente Chaves a 2 meses de gestión
Artículo de Opinión
(Por Albino Vargas Barrantes para El Guardián) – Este próximo viernes 8 de julio, el Gobierno que encabeza don Rodrigo Chaves Robles llega a dos meses de gestión. Sin duda alguna, como dice el refrán popular, “toda escoba nueva barre bien”.
Aparte de que tan solo dos meses es un período cortísimo para calificar el accionar de un nuevo inquilino en Zapote, lo poco que se intente al respecto tendrá enfoque completamente subjetivo según la pertenencia a determinado partido político, a determinado segmento de lo que llaman sociedad civil (incluidos los sindicatos); e, incluso, según lo perciba cada persona ciudadana.
Desde el ámbito de la actividad sindical al cual pertenecemos, debemos reconocer que la apertura a conversar, a dialogar con los diferentes grupos laborales organizados del sector Público que se identifican con la corriente sindical que representamos, ha sido real y constante. Esto no quiere decir negociación. Sin embargo, para quienes mantuvimos una actitud de práctica sindical no alineada con el gobierno anterior, el cambio es radical. ¿Cuánto durará esta luna de miel?
De nuestra parte, queremos que el diálogo social, transparente, eficiente y eficaz se mantenga a nivel local-institucional y en el plano político-nacional, permanentemente; independiente de los encontronazos que se van a dar en diversos escenarios.
Por otra parte, las señales distintas a lo que ha sido el presidencialismo anterior, algunas tenues y otras no tanto, están concitando grandes simpatías en importantes segmentos de la ciudadanía obrero-social y hasta de corte cívico-patriótico crítico.
Esto contrasta con la “incomodidad” abierta y oculta que manifiestan con el actual estilo de gestión presidencial, grupos de la plutocracia dominante, especialmente los que pertenecen o se vinculan al conglomerado mediático del periodismo de odio; ese de gran beligerancia y virulencia en contra de las personas trabajadoras asalariadas del sector público las cuales han sido víctimas de la más infame campaña mediática de agresión psicológica y de terrorismo ideológico de las últimas décadas.
Pensamos que es el ministro del MOPT, el señor Luis Amador Jiménez, la figura más notable del gabinete después de la del Presidente Chaves Robles, como es lógico suponer. Pareciera que llegó, ¡por fin!, alguien honesto a la máxima cúpula política de dicho ministerio, muy contaminado de corruptelas.
A dos meses, ¿qué vemos positivamente? Citamos algunas iniciativas sin ningún orden lógico que indique preferencias de nuestra parte:
1- La propuesta para quitar los consejos del MOPT y algo similar en el caso del MINAE.
2- El descarrilamiento en perspectiva del tren eléctrico. Hablar con fuerza sobre el actual estado de cosas a lo interior del Poder Judicial.
3- Desafiar la “sacrosanta” regla fiscal, y aunque sea en su forma de cálculo no en su sustancia, a la Contralora no le gustó nada ni al medio emblema del periodismo de odio.
4- Resalta también, la orden política girada a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) para que accione ante el riesgo de pérdida de inversión de fondos públicos en el La Nación S.A.
Al momento de escribir este comentario, sin duda, la orden presidencial de instalar, de manera inmediata, los puentes caídos en la zona de San Carlos le aportó cualquier cantidad de puntos positivos a la calificación de su labor; especialmente en esa zona que tanto respaldo electoral le dio. Exhibió ejecutividad y don de mando que, no obstante, podría ser para cualquier cosa.
¿Y la contracara? Veamos estas tres: Insistir en la imposición legislativa de la jornada 4 x 3, la pésima decisión del reajuste extraordinario al salario mínimo, cero anuncios de acciones fuertes de política pública contra el fraude fiscal.
Sin duda, dos meses con marcada diferencia en cuanto a estilo de gestión y de impacto en las decisiones que están saliendo desde el actual grupo político habitante de la Casa Presidencial, aunque la figura de don Rodrigo Chaves Robles es completamente centrípeta. Y que encontraron la casa en desorden, no hay duda.