El «Lito» Pérez es mágico
El «Lito» Pérez es mágico. Desde el momento que se llega a la provincia de Puntarenas para disfrutar de un partido en el estadio, hasta el momento de irse, la experiencia es mágica. Sin menospreciar a todos los estadios del campeonato nacional, pero lo vivido en Puntarenas tiene un sabor diferente, uno que hacía mucha falta en primera división.
Previa al encuentro
Desde el momento que se llega a la provincia de Puntarenas para disfrutar de un partido se sabe que se va a una experiencia diferente. Más para los que no están acostumbrados al calor de 36,6 grados Celsius que se sentía en la calle. Los zapatos quemaban al estar caminando a los alrededores del estadio. No es broma.
Vigorones, Carnitas, frescos, agua de pipa y espirituosas, trataban de apagar el calor de propios y extraños antes de ingresar al partido. Filas ordenadas, música en el ambiente, abanicos, ropa fresca y la expectativa del encuentro se sentía en el ambiente. Todos buscan la reactivación económica y ayer era una oportunidad para vender.
«3 a cero y caminando le metemos hoy al Saprissa» avisaba un aficionado chuchequero al ver la cámara de El Guardián. La confianza estaba, primer lugar del grupo B, invictos desde la segunda división en su estadio y 22 años sin Saprissa conocer la victoria era suficiente para tener todo a favor de los naranjas.
Llegó el bus morado. Se reunió la gente al rededor de la entrada principal del «Lito» Pérez para recibir al equipo, algunos con gritos de apoyo y otros, como se vive en el fútbol, mensajes de aprecio y recuerdo para la madre de los jugadores.
El «Lito» Pérez es mágico
El «Lito» Pérez es mágico. La gente estaba comprometida, desde que la comparsa empezó a tocar sus canciones, querían sacar este partido junto al equipo. Canciones como «Toa toa, el Puerto es toa» «El barco va que va» y el famoso «Puuuuuuuuueeeeeeertoooooo» calentaba el ambiente.
El punto de ebullición fue la salida de los equipos a la cancha. Bengalas, bombas de humo naranjas, cánticos y hasta una avioneta que pasó por encima del estadio tirando algo parecido al confeti, el ambiente estaba servido.
De todo se pudo ver en la gradería, niños, jóvenes, muchas mujeres de todas las edades y hasta algunos que pintaban algunas canas, el ambiente era familiar y con los ánimos a 100 por hora, pero en lo que cabe tranquilo.
También en honor a la verdad, la cancha del estadio «Lito» Pérez se veían en buenas condiciones, además de no sentirse dura a la hora de caminar sobre ella.
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Gol del Deportivo Saprissa con un cabezazo de Kendall Waston al minuto 26 del primer tiempo. Explotó la parcialidad saprissista, ubicada en la esquina sur este del estadio. Los morados se animaron para alentar cada vez más, pero los sonidos de la comparsa acallaban cualquier voz dentro del «Lito» Pérez, por más fuerte que esta sea.
Esto al parecer no detuvo al jugador saprissista Luis Paravela, que al salir de cambio cruzo por el frente de la barra porteña, agarrando el escudo de la S y enseñándoselo a los porteños. No se podía esperar menos, centenares de saludos cordiales a todos sus familiares en Cuba.
Sonó el pitazo final del partido. Mientras la prensa se abalanzaba sobre los jugadores para conseguir una impresión, las graderías del «Lito» Pérez se iban vaciando. Gritos a favor de Puntarenas, gritos en contra del anotador del gol Kendall Waston, pero a pesar de eso, se retiraban tranquilos del estadio.
Se terminó el domingo y se comió vigorones
Empezó a caer la lluvia en Puntarenas, dando por finalizado el encuentro. Lluvia que era tibia al tacto, refrescaba, pero no apaciguaba el calor porteño. Ya en horas de la noche, las calles de Puntarenas seguían con un ambiente de fiesta. Karaokes, turistas y locales disfrutando de un domingo diferente, de un domingo mágico, que solo la Perla del Pacífico puede ofrecer. ¿Alguien más compró vigorones para llevar?
Agradecimiento especial
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