Después de casi 30 años reaparecen chinches de cama en Costa Rica
Se caracterizan por ser de color café oscuro o claro, pueden llegar a medir hasta siete milímetros y se nutren de sangre. Estas son algunas características de las Cimex lectularius, una de las especies mejor conocidas como “alepates” o chinches de cama. Desde los años 80, en Costa Rica no se tenían reportes de ninguna especie de Cimex, hasta hoy.
Así lo reportaron cuatro científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR): Juan Carlos Cambronero Heinrichs, Ólger Calderón Arguedas y Adriana Troyo Rodríguez, de la Faculta de Microbiología; junto con Laura Sofía Sánchez Portilla, de la Escuela de Biología.
Su hallazgo, primero que comprueba a nivel molecular la presencia de la C. lectularius en toda Centroamérica, fue divulgado por la prestigiosa Journal of Medical Entomology, de la Sociedad Entomológica Americana. Esta revista se caracteriza por publicar únicamente estudios de trascendencia internacional y, en este caso particular, resalta los alepates como una plaga en resurgimiento.
“Nos dimos cuenta de la reaparición de las chinches de cama en Costa Rica gracias a un primer reporte que recibí en el 2017. Una familia que vivía en un apartamento ubicado en la provincia de Heredia informó sobre el problema. Por un interés personal me presenté, recolecté algunos insectos y luego me di cuenta que, por la morfología de los animales, se podría tratar de C. lectularius. Posteriormente, la Faculta de Microbiología realizó la confirmación definitiva a nivel molecular”, relató la bióloga, Laura Sánchez.
Pero, ¿por qué reaparecieron?
La respuesta es simple y está fuertemente vinculada a tres factores. El más importante es el elevado número de viajes internacionales, de modo que la principal causa de dispersión es consecuencia de los mismos seres humanos.
A finales del siglo XX, en el país se había reportado chinches de cama de la especie C. hemipterus. Por lo tanto, la C. lectularius encontrada representa un nuevo caso que arribó al país, gracias a su enorme capacidad de movilizarse de un continente a otro a través de los muebles, las maletas y la ropa. La comunidad científica, incluso, los considera insectos cosmopolitas.
“No sabemos de dónde llegaron. Las chinches de cama se transportan principalmente mediante el equipaje de viajeros. Por ejemplo, cuando la persona está dormida en un hotel o casa con alepates, las chinches en la noche salen y luego se pueden esconder entre el maletín o la valija con ropa. Las chinches más pequeñas pueden ser difíciles de detectar y, si fuera una hembra, ahí podría hasta poner sus huevos que son todavía más difíciles de ver. Las personas no se dan cuentan y se los llevan a su casa. Esto termina por generar la infestación”, explicó Cambronero. Fuente: Prensa UCR