Denuncian “tortura blanca” contra presos políticos en Nicaragua

Exhibición pública de 27 opositores presos desde hace más de un año

Los últimos dos días de agosto y el 1 de septiembre, el gobierno de Nicaragua exhibió por primera vez a 27 presos políticos en la temible cárcel policial de El Chipote, cuyos familiares habían denunciado que padecían hambre, incomunicación y enfermedades diversas que no estaban siendo atendidas.

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Los detenidos fueron llevados uno a uno a la sede de los tribunales de Managua, para supuestas «audiencias informativas” que no existen como tales en el reglamento judicial, de acuerdo con expertos consultados. La mayoría de los reos parecía no comprender qué estaba sucediendo.

Minutos después, desde sus teléfonos y pantallas de televisión, los nicaragüenses observaron con asombro los rostros pálidos de los estudiantes Lesther Alemán y Max Jerez. También vieron envejecidos a Michael Healy, presidente de los empresarios privados, y a la dirigente opositora Violeta Granera, cuyos hijos han pedido sin éxito el beneficio de prisión domiciliar, ya que tiene 70 años y ha perdido muchas piezas dentales.

También fueron mostradas en público, por primera vez desde su arresto en junio de 2021, las opositoras Tamara Dávila, Suyen Barahona y Ana Margarita Vijil, al igual que la mítica excomandante sandinista Dora María Téllez, protagonista de hazañas guerrilleras en los años 70, cuando Daniel Ortega proclamaba que Nicaragua jamás viviría bajo la bota de otro dictador como Anastasio Somoza, hasta entonces el más cruel y sanguinario de la historia.

Invisibles torturas

Para la socióloga Sara Henríquez, defensora de derechos humanos y exiliada, Ortega exhibió a los detenidos para descalificar las denuncias de familiares que aseguraban que sus vidas corrían peligro. «Pero obtuvo el resultado contrario, pues esas fotos y videos solo reafirmaron que están siendo torturados, en aislamiento y pasando hambre”, señaló.

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«La exhibición pública de las y los presos políticos no fue una prueba de vida. Fue una confirmación de que el régimen los somete a tortura psicológica al negarles luz natural, alimentación sana, derecho a leer un libro o a comunicarse con sus familias. Todo esto es ‘tortura blanca’”, dijo Henríquez en entrevista con DW.

Agregó que esta es «la perversa tortura moderna, la que no deja huellas físicas pero apunta a matar lentamente a los presos. Deja secuelas terribles pues los golpea emocionalmente para incapacitarlos, al punto de que muchos pueden tener ya enfermedades irreversibles”.

El obligado uniforme azul no pudo esconder la delgadez extrema de casi todos los reos, y la mayoría parecían haber sido maquillados. Entre ellos hay periodistas, líderes campesinos, exdiplomáticos y varios excandidatos a la presidencia a los que Ortega encerró para acudir sin rivales a las elecciones de noviembre pasado, en las que se reeligió por tercera vez para un cuarto mandato consecutivo en los últimos 15 años.

El rostro demacrado del cronista deportivo Miguel Mendoza impactó a sus colegas, tras conocer que habría perdido más de 30 kilos de peso. Su esposa no ha podido mostrarle esas imágenes a su hija de 9 años pues «teme provocarle un trauma”, relató Mercedes Mendoza, hermana del reo.  Fuente: DW

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