Alvarado Quesada y el FMI: Estafa y Embuste
Carlos Alvarado Quesada resultó ser el más grande estafador político que ha ocupado la Presidencia de la República, al menos de las últimas seis administraciones gubernativas a nivel del Poder Ejecutivo. En diversos espacios y circunstancias, hemos explicado este criterio nuestro, así como también lo hemos escrito.
En la pasada campaña electoral, durante su recorrido buscando votos en locales sindicales, Alvarado Quesada planteó una acción gubernativa radicalmente distinta a la que estamos sufriendo hoy, la abrumadora mayoría del
pueblo costarricense.
Además, considerando que su partido, el Partido Acción Ciudadana (PAC), había elaborado un ideario ideológico-programático centrado en la búsqueda y la promoción del bien común, así como la recuperación estratégica de las políticas de inclusión social y económica, queda más claro aún que la estafa política en las elecciones presidenciales y legislativas del año 2018, fue por partida doble.
La gente le ha cobrado a él, esa estafa política. Es el mandatario ejecutivo más desprestigiado, más repudiado, el
de menor credibilidad, desde que se hacen encuestas para medir la percepción ciudadana de la persona que ocupa la Presidencia de la República. Además, es el que más acusaciones penales tiene en trámite.
Aparte del empleo por parte nuestra de esta categoría sociopolítica de estafador que le hemos venido endilgando al señor Alvarado Quesada; ahora vamos a tener que agregarle otra, la de embustero, también en el plano de la calificación sociopolítica de su actuar presidencial.
Explicamos… El señor Alvarado Quesada se dejó decir que la aprobación del proyecto-Expediente Legislativo 21.336, Ley Marco de Empleo Público, es una condición sine qua non para que el Fondo Monetario Internacional (FMI), le “preste” al país 1.750 millones de dólares para el tema del descalabro fiscal que vive Costa Rica; no debido, por cierto, al pueblo trabajador sino a los gobernantes de las últimas administraciones de la cosa pública y sus pésimas gestiones ejecutivo-legislativas.
Durante todas las semanas recientes en que este asunto del “convenio” con el FMI ha estado en la palestra pública, ni una sola vez se le dijo a la población que, sin la aprobación de esa legislación, el FMI no prestaría esa plata; plata que Costa Rica no necesita porque aquí hay de sobra.
Es más, no conocemos de una indicación explícita del FMI de que eso sería así. Y si la hubiera, la habrían ocultado. Sin embargo, no lo creemos. Esta gente del FMI, por lo general y dada su trayectoria, no se anda con pelos en la lengua.
Al navegar en internet ( https://www.wordreference.com/definicion/embustero ), la palabra embustero nos dice de alguien que dice una mentira grande disfrazada de verdad. El adjetivo embustero se emplea para calificar a aquel que realiza embustes: engaños, trampas. Un individuo embustero, por lo tanto, es mentiroso.
Creemos que Alvarado Quesada no puede demostrar el documento-directriz del FMI en el cual se indique si no hay Ley Marco de Empleo Público, no habrá plata (los 1.750 millones de dólares). Por tanto, se trata de un embuste.
Tendríamos que retractarnos, por esta mía vía, si nos lo enseñase y pudiéramos constatar su autenticidad. Como eso no es real, tendremos que decirle aparte de estafador, embustero; repetimos, como categorías políticas de calificación del señor Alvarado Quesada como gobernante.
El proyecto Ley Marco de Empleo Público representa una iniciativa criolla de los sectores económico- financieros dominantes del accionar de la Casa Presidencial como el del parlamento. Se trata de una iniciativa plenamente ideológica, congruente con otras dos ya aprobadas en contra de la naturaleza y del personal del sector público costarricense.
Este proyecto 21.336 forma parte de la tríada de legislación que pretende la destrucción del modelo de Estado surgido a partir de 1949, con la denominada Segunda República. Esas dos legislaciones ya aprobadas son la conocida como el combo fiscal (2018) y la ley anti-huelgas (2019). Como ven ustedes, el señor Alvarado Quesada, aparte de estafador político, también nos está resultando un embustero político.