¡A mi hijo no le interesa nada!

(Por MSc. Jacqueline Pérez Navarro para El Guardián) – No todas las personas tienen los mismos intereses y aspiraciones. En ocasiones, sobre todo cuando se llega a la adolescencia, algunos confiesan que no les interesa nada.

Si pudieran pasarían el día acostados en el mueble de la sala escuchando música, en videos juegos o redes sociales.

Ante esta situación los padres se desesperan, ya que no pueden creer que su hija o el hijo de 13 y 14 años no le interesa nada, ni tiene motivación para estudiar o aprender nuevos conocimientos de algún oficio o algún tema que le interese.

La falta de motivación puede ser la clave para que los adolescentes no tengan aspiraciones, por lo cual puede hasta llegar a convertirse en deserción escolar o en lo que popularmente se les llama “Ninis”, ni estudian ni trabajan.

¿Qué pueden hacer los padres y madres?

En función de las expectativas de los padres, el hecho que el hijo o hija no sepa lo que quiere hacer puede resultar muy frustrante y preocupante. Pero, lo más importante que pueden hacer los padres es intentar ponerse en los zapatos de sus hijos.

Poder comprender ese “estar perdidos” de los adolescentes en el contexto de su etapa vital: al preguntarse “qué quieren hacer” se están preguntando también por su identidad, se están preguntando también “quiénes son”. Poder respetarles, entenderles y ayudarles a buscar juntos soluciones sería una buena forma de acompañarles en ese proceso de vida.

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La Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina. Realizo una investigación con respecto a la motivación y deserción escolar en adolescentes. La cual concluyó que la motivación no es una característica esencial de los sujetos sino una construcción que se desarrolla a lo largo del tiempo, es decir, lo mejor es crearles a los hijos las condiciones en su entorno para que sean capaces de aprender y para que se sientan capaces de emprender cualquier tarea. Esto supone tiempo y debe ir construyéndose desde pequeños en la familia y en el sistema escolar.

Unos padres inquietos y curiosos son el mejor ejemplo para motivar a los chicos. La curiosidad y potenciar sus intereses puede convertirse en la llave para su motivación y la forma de evitar el fracaso escolar en el futuro.

También el poder contar ayuda psicológica contribuirá a una mejor resolución de este proceso.

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Redacción

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