2 de noviembre y el duelo ante la pérdida de un ser amado
En algún momento todos enfrentamos la muerte de un ser cercano y amado.
(Por MSc. Jacqueline Pérez Navarro para El Guardián) – Casi todas las personas pasamos alguna vez en la vida por una fase de duelo ante la muerte de un ser amado, pero con frecuencia es algo de lo que nos cuesta hablar.
Mi duelo ante la pérdida de un ser amado.
El próximo martes será 2 de noviembre, día de los fieles difuntos, donde algunas personas suelen visitar el cementerio donde descansan los restos de familiares y amistades, llevándoles flores, limpiando las sepulturas y nichos, orando, rezando o, simplemente, recordando tiempos pasados en silencio, otras personas visitan el lugar especial donde depositaron las cenizas y recuerdan el momento especial de la despedida.
Los católicos suelen ir a las misas conmemorativas que se celebran esos días, tanto en las iglesias como en los cementerios. También hay mucha gente que prefiere pasar ese día como cualquier otro, sin hacer nada especial.
Para quienes han sufrido recientemente la pérdida de un ser amado, son momentos especialmente difíciles, ya que enfrentan un inmenso dolor ante la pérdida, es importante que ese día no se obliguen a hacer cosas que no se siente preparados para hacer.
Afrontando la pérdida de un ser querido.
El duelo (del latín dolium, dolor, aflicción) es la reacción natural ante la pérdida de una persona, objeto o evento significativo; o, también, la reacción emocional y de comportamiento en forma de sufrimiento y aflicción cuando un vínculo afectivo se rompe.
El duelo ante la muerte de un ser amado es un mecanismo de adaptación ante la pérdida, está normalizado ya que sus características se encuentran presentes en la mayoría de duelos.
Hay unas seis conductas en el duelo “normal” que se presentan con frecuencia: malestar físico, preocupación por la imagen del fallecido, culpa relacionadas con el fallecido o con las circunstancias de la muerte, reacciones hostiles, incapacidad para actuar normalmente y, por último, algunas personas pueden desarrollar algunos rasgos del fallecido en su propia conducta.
¿Cómo continuo con mi vida?
Sabemos que aprender a vivir con la pérdida del ser amado toma tiempo y cada persona tiene su propio proceso.
Las siguientes estrategias pueden ayudar a alcanzar un nuevo sentido de propósito y dirección en la vida.
- Hable sobre la muerte de su ser amado con familiares y/o amigos para poder comprender qué ha sucedido y recordar a esa persona cercana. Negarse que ocurrió la muerte lleva al aislamiento fácilmente y puede a la vez frustrar a las personas que forman su red de apoyo.
- Acepte sus sentimientos, es normal sentir tristeza, rabia, frustración y hasta cansancio.
- Ayude a otras personas que también enfrentan una pérdida, compartir anécdotas sobre los difuntos puede ayudar a todos a lidiar con la pérdida.
- Recuerde y celebre la vida de su ser amado, enmarcar fotos de momentos felices que vivieron juntos, sembrar un jardín en su memoria. La elección es libre, cada uno sabe cuál es la forma más significativa de honrar esa relación única.
- Cuidar de sí mismo, comer bien, hacer ejercicio y descansar ayudará a superar cada día y a seguir adelante.
Todos reaccionamos de forma diferente a la muerte y cada uno reacciona de acuerdo a los propios mecanismos para sobrellevar el dolor que ésta conlleva. Si siente que sus emociones le abruman o que no puede superarlas, puede dirigirse con un profesional en psicología que le ayude a lidiar con los sentimientos y pensamiento.