15 años más con Globalvía por la Ruta 27 no lo sé Rick
(Editorial) Les hicimos los principales puentes, y ellos hicieron obras menores, incluso muchas para habilitar tramos de carretera mal diseñados por ellos, y ahora nos unen a 15 años más de matrimonio con dudas razonables.
Viajar por la Ruta 27 no es una experiencia religiosa, ya se volvieron habituales las presas después de la entrada a Escazú, y por Orotina sencillamente es un tramo normal de cualquier camino Cantonal, nada de autopista.
Ver como el Gobierno de turno ofrece 15 años más por una operación regular y con visos de aumento en los peajes no parece razonable.
Existen varios caminos diferentes a Globalvía: Una Subasta para concesionar los proyectos en mente; adjudicar los proyectos por tramos a las diferentes Municipalidades impactadas por el paso de la Ruta 27; o buscar un nuevo operador con mejores condiciones contractuales.
Cuesta entender que el Gobierno de Turno ignore por completo el componente usuario para medir el nivel de satisfacción, sencillamente no hay métrica.
Tampoco recordamos una rendición pública de cuentas de Globalvía acerca de la recaudación mensual, números necesarios para entender si su inversión ya se pagó.
La empresa española no es precisamente un ejemplo de transparencia, por lo menos para Elguardian.cr no.
Es urgente medir el nivel de satisfacción del usuario, y por lo menos el Gobierno en la figura del MOPT nunca ha revelado una encuesta sobre el particular.
Viajar a vacacionar ya tiene implícito para el tico, el vía crucis que representa el retorno al Gran Área Metropolitana por la Ruta 27 ,y eso alcahueteados por la Policía de Tránsito, así como el uso del carril reversible que afecta el libre tránsito de los que van.
El Consejo Nacional de Concesiones hace mal queriendo decir que en el próximo proceso recibirán insumos del público cuando ya nada habrá que hacer.
La Ruta 27 es una pista sencilla que para nuestro criterio hace rato ya se pagó, pero como no hay libros abiertos, ni auditorías disponibles de terceros de buena fe, es necesario creerle a la concesionaria sin posibilidad de réplica.
Un paso a desnivel en La Sabana y ampliación en el tramo de Escazú, Santa Ana, y Orotina por 15 años más de esclavitud a una empresa poco o nada transparente, que no le ha ofrecido nada nuevo al usuario tico nos parece vender el alma al Diablo por segunda vez.
La imagen de una ballena abriendo la boca a la entrada a los peajes de Escazú es el mejor ejemplo, todo para adentro y nada para afuera, para después desembocar en dos simples carriles por sentido dice mucho de la intención de la empresa española.